No hubo un segundo en donde no te idealice.
Sabía que el encuentro era una desventura, un despilfarro, una cagada.
Sabía que el encuentro era una desventura, un despilfarro, una cagada.
No obstante, pasaban los días y la intensidad con la que te extrañaba era casi inhumana.
Era como estar en un desierto y que el cuerpo me pida agua, eras una necesidad fisiológica, eras nutritivo para el funcionamiento de mis órganos vitales; eras algo casi patológico.
Y después de nuestros encuentros mediocres, descuidados, nos dejamos de ver.
Te cuento esto a vos, como si vos no lo supieses. Es irónico.
Todo es irónico, desde el amorío que forjamos hasta la despedida inexistente.
Porque dos personas se despiden cuando primero se dan la bienvenida y que yo sepa (y si me equivoco, por favor corregime) nunca fui bienvenida en tu vida.
Ni siquiera pudiste fingir ese romance engañoso que yo quería formar para volar un rato.
Volar un rato, no exactamente con vos, volar e irme por ahí.Conocer los horizontes, los confines, darme tiempo y espacio. Situarme en la lejanía, irme tal vez a una montaña y que el eco por lo menos te diga lo que siento. De todos modos, no es necesario que ningún eco te explique nada.
Supiste, siempre supiste. Desde el comienzo hasta el final, que la balanza pesaba más del lado izquierdo- o sea de mi lado-. Pero era intrascendente en ese punto de la historia, quién amaba más.
Los sentimientos siempre son diversos y más si se ama como yo. Más si míseramente te rogaba que en la calle me des el dedo menique y lo negabas con total terquedad. Me explicabas que no era por desamor si no porque el eco te había ido con el cuento de que vos eras simplemente un capricho
Era como estar en un desierto y que el cuerpo me pida agua, eras una necesidad fisiológica, eras nutritivo para el funcionamiento de mis órganos vitales; eras algo casi patológico.
Y después de nuestros encuentros mediocres, descuidados, nos dejamos de ver.
Te cuento esto a vos, como si vos no lo supieses. Es irónico.
Todo es irónico, desde el amorío que forjamos hasta la despedida inexistente.
Porque dos personas se despiden cuando primero se dan la bienvenida y que yo sepa (y si me equivoco, por favor corregime) nunca fui bienvenida en tu vida.
Ni siquiera pudiste fingir ese romance engañoso que yo quería formar para volar un rato.
Volar un rato, no exactamente con vos, volar e irme por ahí.Conocer los horizontes, los confines, darme tiempo y espacio. Situarme en la lejanía, irme tal vez a una montaña y que el eco por lo menos te diga lo que siento. De todos modos, no es necesario que ningún eco te explique nada.
Supiste, siempre supiste. Desde el comienzo hasta el final, que la balanza pesaba más del lado izquierdo- o sea de mi lado-. Pero era intrascendente en ese punto de la historia, quién amaba más.
Los sentimientos siempre son diversos y más si se ama como yo. Más si míseramente te rogaba que en la calle me des el dedo menique y lo negabas con total terquedad. Me explicabas que no era por desamor si no porque el eco te había ido con el cuento de que vos eras simplemente un capricho